sábado, 20 de abril de 2013

CRÓNICA POR BELÉN HITA - VIAJE DE MUJERES AL SUR DE LA INDIA OCT 2013 MANGO SHAPE



CRÓNICA de MUJERES en el SUR de LA INDIA

24 de octubre de 2012; comienza una nueva aventura en la India. Por tercer año consecutivo un puñado de mujeres se encuentran en el aeropuerto de BCN, con otras para quienes será su segundo viaje y con las que vienen por primera vez.
Las protagonistas de esta aventura: Alba, Amor, Ana, Antonia y Antonia, Belén, Begoña, Celine, Maite, Marta, Paquita, Pilar, Remei, Rosa, Tali.




Cuatro maravillosas mujeres emprenden su viaje desde Israel y se unen a nosotras en Cochin. Ellas son Edna, Hila, Pnina y Ronit.


Tomamos avión a Bombai, vía Estambul; es un largo viaje ya que  todas vivimos lejos de India. Ella está en su sitio y no importa la distancia si queremos disfrutar de sus sabores, olores, colores y….de sus gentes.
El aeropuerto de Bombai es grande y austero, muy diferente al de Estambul. Son las 5 de la mañana, “misteriosamente” hay muchísima gente y todos avanzamos a buen ritmo entre cuerdas. Los funcionarios dormitan.
De camino hacia el aeropuerto doméstico, la joven Celine sufre un mareo; será el cansancio, el calor, la emoción,… es rápidamente asistida por nuestro elenco de mujeres; Celine es reanimada y subida en silla de ruedas a nuestro próximo avión hacia el estado de Kerala; el sur.
Celine llega a Cochin totalmente recuperada; nos espera Sandeep,  nuestro viejo amigo y guía en India.
La primera sensación es de sofocante calor húmedo,  paisaje verde,  río, mar y grandes palmerales; colorido y estilo colonial heredado de  portugueses, holandeses e ingleses. Construida sobre siete islas a orillas del mar arábigo, aún conserva su tradicional  sistema de pesca con redes, igualmente heredado de los chinos.
Visitamos la iglesia de Francis. Vasco Da Gama; portugués y primer europeo que pisa la India; muere en su tercer viaje y es enterrado en esta iglesia.
El museo de los reyes lo recorremos a gran velocidad y  casi a oscuras, apunto de ser cerrado; prácticamente no lo vemos.
Presenciamos danza teatro Katakali,  clásica del estado de Kerala, que se basa en la comunicación de actores mediante expresiones faciales, gestos con las manos, pasos de danza y comunicación visual; es representada por hombres llamativamente maquillados y ataviados con ricos atuendos reciclados, que transmiten leyendas hindúes a través de emociones como el amor, el sufrimiento, la tristeza,.…
Se recomienda asistir sin signos de cansancio y sueño, ya que al ser mímica, se corre el riesgo de dormitar o cuanto menos dar alguna cabezada. Es un espectáculo digno de ser disfrutado y vivido con una presencia total.
Regresamos a nuestro hotel colonial bajo una fina lluvia que refresca el ambiente. Apetece un paseo nocturno, pero es más aconsejable dar descanso al cuerpo después de dos días de viaje y regularizarlo en todos los sentidos.
Bien de mañana, es momento de meditación y agradecimiento. Hoy es la fiesta del Laid, la Pascua musulmana, y ya partiendo vemos a familias musulmanas dirigirse a la mezquita para orar.




Llegamos a Kubalangui, un pueblito de arquitectura típica de Kerala. Subimos en una barcaza con sillas engalanadas de boda: telas blancas y lazos rojos; una peculiaridad teniendo en cuenta el río con vegetación por el que avanzamos.
En esta isla nos descubren los beneficios del coco y el aprovechamiento que de él se hace; saboreamos el fruto y las enseñanzas de las mujeres que allí trabajan diariamente



En Alleppey embarcamos en tres “boats” donde somos atendidas en todo momento por  unos señores y otros que tripulan las embarcaciones. Navegamos por las aguas traseras del mar arábigo; aguas llenas de vida, de naturaleza, de silencio.

En la noche, nos detenemos; el calor es húmedo y sofocante, armonizado con invasión de mosquitos; después de los relámpagos y de una lluvia intensa, cenamos con vino hindú.

El amanecer es majestuoso; todo u festín de aves, colores, silencio, pescadores, meditación, río, ….es solemne…..agradecimiento.

La mañana transcurre silenciosa, tranquila e inmersa en una infinita naturaleza; el capitán serio y vigilante, siempre sentado ante el timón.

El viaje por las aguas traseras llega a su fin y desembarcamos por un atracadero con barcazas privadas y coloniales. Algún día regresaremos y viajaremos en una de ellas.



Camino de Peryiar, el paisaje sigue verde y comienza el ascenso. Picada en chiringo azul: un poco de arroz, fideos, sopa, y pepino.
Nuestro hospedaje en plena naturaleza son cabañas con vistas a la montaña. En el pueblo, un médico nos cuenta sobre la medicina ayurveda: equilibrio y simbiosis entre cuerpo, mente y alma; aunque tras esta disertación, nuestro masaje no aportó toda la armonía que se esperaba de él.
El amanecer fue extraordinario por el entorno nebuloso y las montañas. Fue el momento perfecto para meditar en plena naturaleza.
En la granja de elefantes, conocemos a  Madá: está calva, su trompa  está manchada y está vieja; obedece fielmente a Shanga, su cuidador, quien le habla y aprovecha el paseo para darle una vueltita al  arroz  que se está preparando bajo el chamizo.


Visitamos un inmenso jardín privado rebosante de las plantas más especiales de India o que han sido traídas de fuera y se cosechan en esta tierra. Nos muestran la reina y rey de las especies: la pimienta y la cúrcuma; al plátano rojo, el coco, la lima sin mojito, la canela, la nuez moscada,… y hormigas gigantonas que devoran nuestros tobillos.
28 de octubre; vamos hacia Munnar cambiando de clima y paisaje: Ya asoman las montañas del Ghat y las inmensas e interminables plantaciones de té a lo largo de las laderas.
Después del almuerzo nos dividimos en 5 jeeps . Vehículos con salpicaderos chic decorados con ramos florales de plástico y vivos colores, tapicería naranja chillón y bafles a diestra y siniestra.


Allá vamos botando entre grandes pedruscos que no deberían estar allí; ascendiendo durante hora y media 1.600 metros, y comprobando el lugar exacto de nuestros órganos y de cómo se desplazan a la par del jeep.
Todo sea por el imponente paisaje de montañas, cascadas, plantaciones, nubes que quedan debajo de nosotras y densa niebla.


Llegamos a la fábrica de té de la compañía Tata; es la más antigua (1935) y alta; por este motivo obtiene el mejor té, siendo la misma planta.
Apreciamos el proceso de elaboración de la planta: recogida, secadero, trituración, tamizado, la humidificación que produce oxidación y el color marrón, separación de los palitos, vapor, prensado y división entre té fino y grueso. Nos explican que el fino, que es más fuerte, se prepara en las bolsitas, el grueso es puesto en cajas.
La Fábrica se conserva igual que en la época de los ingleses: palancas, maquinaria, enchufes, cableado, sistemas, contadores,…¡¡alucinante!!.


La hora y media de regreso es surrealista: oscuridad, montaña abajo, el conductor sin encender los faros, nosotras que le sugerimos la posible idea; él que los enciende, la música requetón a toda pastilla,  las mismas rocas de la subida pero en bajada, y nosotras con una maravillosa subida de adrenalina, de risas y de emoción.
Comenzamos el día 29 con una clase de yoga dada por un maestro de larga cabellera; continuamos con una excursión en silencio por la montaña donde vemos a las mujeres recogiendo tabaco y a otras lavando en el río.
En Saristi conocemos a hijos de trabajadores de la empresa Tata; son chicos discapacitados que estudian allí y realizan bellas labores de tinte natural sobre el algodón y reciclaje de papel.



Más tarde subimos en lanchas por el pantano entre las montañas que  disfrutaban los ingleses en época estival. Hay musulmanes vestidos de fiesta ya que siguen celebrando El Laid, hindis; recién casados, ellas con sus joyas, henna y vestidos festivos y …estamos nosotras, con nuestras pintas y los salvavidas también de la época de los ingleses, con tizne en el cuello.



En el pueblo se viven los preparativos del Diwali “festival de las luces”, fiesta religiosa celebrada por miembros de varias religiones en India. El Diwali se celebra una vez al año y la gente adorna las casas, estrena vestidos, comparte dulces y hacen explotar petardos y fuegos artificiales. Es la entrada del año nuevo hindú, y una de las noches más significativas y alegres.
La fiesta cada año puede caer entre el 21 de octubre y el 18 de noviembre y puede durar cuatro o cinco días. Conmemora la muerte del demonio Narakasura a manos de Krishna. El simbolismo de la fiesta consiste en la necesidad del hombre de avanzar hacia la luz de la Verdad desde la ignorancia y la infelicidad, es decir, obtener la victoria de la virtud sobre la falta de virtud.
Mientras el viaje avanza, algunas de las mujeres disfrutan de maravillosos masajes ayurvédicos, embadurnadas en aceites, sobre una camilla de madera y chorrillo balsámico en la frente.
Ya es día 30 y vamos camino de Madurai; de nuevo cambiamos de clima, paisaje y estado: Tamil Nadu. Descendemos hacia la planicie durante cinco horas que se hacen amenas, con momento jamón y vino: sublime.
En Madurai, visitamos el exterior del templo de Sri Meenakshi, uno de los templos más espectaculares y coloristas de la India, dedicado a Meenakshi y su cónyuge Sundareshvara, una de las encarnaciones de Shiva, deidad hindú de la destrucción. También visitamos el mercado de los costureros, en el interior del mismo templo.
Al anochecer regresamos al templo, que ocupa seis hectáreas sobre las que se elevan doce torres piramidales con una enmarañada decoración escultórica de múltiples colores. Es majestuoso en su interior; presenciamos la pooja que se realiza cada noche y que consiste en acostar a Meenakshi y su esposo; el ritual es amenizado con una música que suena a jazz.




El día 31 a las 6 de la mañana regresamos al templo para compartir el momento con los peregrinos y contemplar el cambio de luz.
En el vestíbulo, llamado de Las Mil Columnas, visitamos el museo que alberga una interesante colección de divinidades hindúes.
Hacia Trichi. Llueve bastante y es la primera vez que vivimos la India con lluvia. Es una sensación diferente; es otra manera de conocer al hindú, bajo la lluvia: caminan pausadamente, sin prisas, no les urge taparse, caminan descalzos, en chanclas o sandalias; no importa mojarse, no importa el barro, …
No es posible subir al Castillo de la Roca debido a la lluvia y lo vemos desde una callejuela con la mirada hacia arriba. Sobre la roca se talló la fortaleza. En la parte más alta hay un templo.
Celebramos la pooja al lado del río. Es dedicada a los que ya no están y a nosotras. En la ceremonia y por parejas realizamos el ritual con el santón,  ofrenda de coco y arroz, símbolo rojo en la frente y  cordel en la muñeca.


Para vivir la fiesta con los demás, entramos a unos enormes almacenes de ropa y telas. Hay muchísima gente y carteles: “Happy Diwali”.
Sobre le río Kaveri, se encuentran los templos de Ranganatha, dedicado al dios Vishnú, y Thiruvanaikaval, dedicado a Shiva.
Visitamos el templo dedicado a Vishnú. Nuestro guía, Krishna, nos explica que no elegimos nacer y morir, pero sí se puede elegir cómo vivir la vida y el momento.
El dios Vishnú porta en la mano izquierda una rueda, el símbolo de la vida y en la mano derecha una concha que al soplarla produce el sonido “OM”. El vehículo de Vishnú es el águila; un dios con forma humana, alas y pezuñas.
Somos invitadas a cenar en casa de una humilde familia hindú; están los padres, el hijo y la hija. Nos sentamos en el suelo de barro, con hojas de parra como platos, sabrosamente repletas de plátano dulce, pollo, carne en salsa y arroz. Todo está delicioso y servido por toda la familia con cariño e ilusión.



Finalizada la cena, se comparten otros cálidos momentos: henna, dibujos en el suelo con arroz molido y agua, para evitar a las hormigas, ceremonia familiar y el privilegio de admirar el altar del hogar. 


Todas nos sentimos honradas por compartir una experiencia tan íntima junto a una humilde, pero gran familia.


El día 1 salimos temprano de Trichy hacia Tanjore. Visitamos el templo de Sri Brihadeshwara, monumento edificado en honor a Shiva, que tiene en la puerta un enorme ídolo: el Toro Sagrado. No podemos entrar ya que la entrada está inundada.


El día 1 salimos temprano de Trichy hacia Tanjore. Visitamos el templo de Sri Brihadeshwara, monumento edificado en honor a Shiva, que tiene en la puerta un enorme ídolo: el Toro Sagrado. No podemos entrar ya que la entrada está inundada.


Seguimos camino y mientras unas comen, otras compran vino hindú y cerveza en un bar obscuro digno de un relato de espionaje. En el bus otro gran momento de vino con tapeo a base de jamón. Glorioso.
Por fin llegamos a Pondicherry “ciudad nueva”. El territorio forma parte del imperio colonial francés. Se divide en tres partes: la hindú, la musulmana y la parte colonial francesa.
El primer paseo es por la ciudad hindú que se nos muestra caótica, ruidosa y desordenada.
Al día siguiente descubrimos la parte francesa, que muestra otra cara de la ciudad: tranquila, limpia, ordenada, con preciosas casas, libre de automóviles, y con la calidez que aporta la proximidad del mar.


Visitamos la casa de Sri Aurobindo y la Madre. Él defensor de la independencia de la India y activista político; estuvo en la cárcel donde se sumergió en la meditación y el yoga en solitario. Rompió con su vida anterior: se dedicó a escribir y fue un descubridor de nuevos caminos de acercamiento a la divinidad y conocimientos sobre La Tierra y el universo.
La Madre trabajó junto a Sri Aurobindo en pro de una Nueva Era en la tierra. Inició el proyecto de Auroville como un modelo para la evolución humana y social bajo la guía divina.
La casa desprende paz y sosiego a todo viajero que allá se acerca a compartir oraciones y sensaciones junto a sus tumbas.
Visitamos Auroville, ciudad fundada en 1968, según las visiones de la Madre, y definida como una ciudad universal en progreso. Su objetivo es lograr la unidad humana, respetando la diversidad, promoviendo la investigación para una vida sostenible, así como trabajar para satisfacer las necesidades culturales, sociales, medioambientales y espirituales de la humanidad.
Auroville no pertenece a nadie, pero para vivir en ella es necesario ser servidor voluntario de la Conciencia Divina. 
De paseo por los jardines nos impresiona el imponente y gigante árbol baniano que se extiende a lo largo de la tierra con unas raíces que crecen hacia abajo y que cuando llegan al suelo, arraigan y producen unos troncos leñosos.
En el centro de Auroville se ubica el Matrimandir “templo de la madre”, edificio considerado como el núcleo. Es una gigantesca sala de meditación revestida interiormente con muros de mármol blanco.
Nos sentamos en la tierra y es extraordinario observar esta gran esfera iluminada por los rayos solares mediante un sistema de espejos instalados en el techo. En su exterior el Matrimandir es una gran bóveda dorada.


Por la tarde disfrutamos de un paseo en bicicleta por las calles de Pondicherry que hasta llegar a la zona colonial francesa, nos supone otra subida de adrenalina, dado el desquiciado tráfico que caracteriza a la India.
El día 3 partimos de Pondicherry hacia Mahabalipuram, pequeña ciudad costera desde la que se ve la Bahía de Bengala y se disfruta de monumentos históricos que fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad:
Por la mañana temprano paseamos por su playa solitaria de varios kilómetros, recorremos sus templos y paisaje rodeado de grandes y redondeadas rocas. Los rathas son unos templetes de dimensiones imponentes y tallados en un único bloque de piedra. Los mandapas, que son cuevas talladas en roca, un relieve mural descomunal conocido como la penitencia de Arjuna, la gran piedra de mantequilla y el original templo situado junto al mar.
Además da tiempo para divertidas  compras, cervecitas, pescadito y paseos por los mercados locales.




El día 5 volamos de Chennai a Bombai. Esta ciudad supone un revolcón a los sentidos. Es la ciudad más poblada de la India y la segunda más poblada del mundo, con sus casi 14 millones de habitantes. Esto da lugar a que en ella se concentre una gran pobreza urbana y que al mismo tiempo acoja a personas inmensamente ricas.
Visitamos la Puerta de la India, nos asombramos ante los lavaderos de Dobhi Gat y especialmente la impresionante arquitectura que los ingleses dejaron en Bombai, como la estación Chhatrapati, la Universidad, el Tribunal Supremo,… también están los mercados, sus calles, paseos, templos,……definitivamente es una ciudad para volver y disfrutar. 




Ya es día 6  y regresamos a casa.       
Por Belén Hita Fernández


English version: 

Women in South India, a report.

October 24, 2012, a new adventure in India begins. For the third consecutive year a group of women meet at BCN airport. For some this will be their second trip while for others it will be their first one.
 The members of this adventure: Alba, Love, Ana, Antonia and Antonia, Belén, Begoña, Celine, Maite, Marta, Paquita, Pilar, Remei, Rosa, Tali.
Four wonderful women begin their journey in Israel and join us in Cochin. They are Edna, Hila, Pnina and Ronit.

 We fly to Mumbai, via Istanbul; it is a long journey since we all live away from India. But India is there and distance doesn’t matter when we want to enjoy its flavours, aromas, colours and .... Indian people.

 Mumbai airport is big, stark, and quite different from Istanbul. It's 5 am, but "mysteriously" there are many people and we all move at a good pace between strings while official workers doze off.

 On our way to the domestic airport, our young Celine feels suddenly dizzy, probably because of  fatigue, heat, emotion, ... but she is quickly attended by  our group of women, she is eventually recovered and is  taken on a wheelchair to our next plane to the state of Kerala, in the south of India.

 Celine reaches Cochin fully recovered, and we are met by Sandeep, our old friend and our guide in India.

Our first feeling is a stifling, wet heat, the green landscape, the river, the sea and the large palm trees, colourful colonial legacy of Portuguese, Dutch and English. Built on seven islands along the Arabian Sea, it still retains its traditional net fishing system, also inherited from the Chinese.

 We visit the church of Francisco Vasco Da Gama, Portuguese, first European to step on India, who dies on his third voyage and is buried in this church.

Our visit to the kings museum is quick, it is almost dark, the museum is about to be closed, we can hardly see it.

 We watch the Katakali, a typical dance theater from Kerala, which is based on actors communicating through facial expressions, hand gestures, dance steps and visual communication; it is represented by men wearing garish makeup, and rich recycled costumes, who play Hindu tales expressing emotions such as love, suffering, sadness, ....

It is recommended to attend with no signs of being tired or sleepy, it is mime, and you run the risk of dozing or having a nod. It is better to enjoy it with all your senses, the show is worth it.

 We return to our colonial hotel under a light and refreshing rain. We feel like an evening stroll, but it is more advisable to rest after two days of travel.

Early in the morning, it’s time for meditation and thanksgiving. Today is the feast of Laid, Muslim Easter, and as we leave we can see Muslim families going to the mosque to pray.

We reach Kubalangui, a village with the typical Kerala architecture. We got on a barge boat decorated with wedding chairs: white fabrics and red ribbons, a peculiarity considering the river and vegetation we see as we move.
On this island we discover the benefits of coconut and the use that is made of it; we taste the fruit, and enjoy the teachings of the women who work there daily.

In Alleppey we embark on three "boats" where we are continuously assisted by some gentlemen, there are others who crew the boats. We sail through the backwaters of the Arabian Sea, waters full of life, of nature, of silence.

 It’s dark, we stop, the heat is humid and suffocating, harmonized with an invasion of mosquitoes and after some lightning and heavy rain, we dine with Hindu wine.

The sunrise is majestic, a feast of birds, colours, silence, fishermen, meditation, river ....., everything is  solemn…. we feel thankful.

The morning goes silent, quiet and immersed in an infinite nature, the captain always serious and watchful, sitting at the helm.

The trip through the backwaters comes to an end and we land on a berth with private, colonial barges. Someday we’ll come back and travel in one of them.
 On the road to Peryiar, the landscape is still green and we start going up. We stop for a snack at a blue stall: some rice, noodles, soup, and cucumber.

 Our lodgings are some cabins in the middle of nature with mountain views. In the village, a doctor tells us about ayurveda medicine: balance and symbiosis between body, mind and soul, but after the speech, our massage is not as harmonious as we expected.

 Dawn is remarkable with the cloudy mountains in front of us . It is the perfect time to meditate in nature.

On the elephants farm, we meet Madá :she is bald, her trunk is old and full of stains; she faithfully obeys Shanga, her caretaker, who talks to her and takes the opportunity of the ride to stir the rice that is being cooked under the shack.

 We visit a huge private garden full of the most special plants of India and those brought from overseas and harvested in this land. We are shown the queen and king of species: pepper and turmeric, the red banana, coconut, lime without mojito, cinnamon, nutmeg ... and in the meantime giants ants which have a big feast in our ankles.

October 28, on our way to Munnar the weather and the landscape change: The Ghat mountains can already be seen together with and the vast and endless tea plantations along the slopes.

After lunch we split into five jeeps. Vehicles with dashboards decorated with colorful plastic chic floral bouquets, bright orange upholstery and left and right speakers.

 There we go bouncing between large boulders that should not be there, climbing over 1600 meters for half an hour, and checking the exact location of all the organs in our bodies and how they move alongside with the jeep.

The stunning landscape of mountains, waterfalls, plantations, clouds that stay below us and a dense fog are worth the effort.

 We arrive at the Tata company tea factory, it is the oldest (1935) and the highest, which is why they get the best tea here.
We are explained the plant process of manufacture: the harvesting, the drying, the grinding, the sieving, the humidification which produces oxidation and brown colour, how the sticks are separated, the steam, and the process of separation between thick and thin tea. They tell us that the thin one, which is stronger, is prepared into bags, the thick one is put in boxes.

The Factory is exactly as it was during the British period: levers, machinery, plugs, wiring, systems, counters ... it’s amazing!

The hour and a half back downhill is surrealistic, it is already dark, the driver doesn’t turn on the headlights, we suggest the possible idea of turning them on, and this is when he does,  the reggaeton music at full speed, the same rocks, and us with a wonderful adrenaline rush, laughter and emotion.

We start the 29th with a yoga class given by a long haired teacher; we continue with a silent trip down the mountain where we can see some women collecting tobacco and some other washing in the river.

In Saristi we meet some of the children of Tata company workers, they are disabled children who are studying there and do beautiful work of natural dye on cotton and paper recycling.

Later we get on some boats through the swamp in the mountains where the English enjoyed their summers. There are dressed up Muslims since they are still celebrating The Laid, Hindi, newlyweds, the women with their jewelry, henna and festive dresses and ... we ourselves, with our weird looks and the lifejackets which date back to the British Empire, with blackened collars.

In the village people live the preparations of Diwali "festival of lights", a religious holiday celebrated by members of different religions in India. The Diwali is celebrated once a year and people decorate their houses, wear brand new dresses, share sweets and blow up firecrackers and fireworks. It is the Hindu New Year, and one of the most significant and lively nights.

Each year the festival is between 21 October and 18 November and it can last four or five days. It commemorates the death of the demon Narakasura at the hands of Krishna. The symbolism of the festival is the man's need to move towards the light of Truth from ignorance and unhappiness, that is, obtaining the victory of virtue over the lack of virtue.

As the trip gets along, some of the women enjoy wonderful Ayurvedic massages, smeared in oil on a wooden stretcher and balsamic oil dripping on their forehead.

It is already the 30th and we are on the road to Madurai, once again the climate changes, also the landscape and the state: Tamil Nadu. A five hour entertaining drive down to the plain with a sublime ham and wine moment.

In Madurai, we visit the outside of the Sri Meenakshi Temple, one of the most spectacular and colorful temples in India dedicated to Meenakshi and her spouse Sundareshvara, an incarnation of Shiva, the Hindu god of destruction. We also visit the sewing market, inside the temple.
In the evening we return to the temple, which occupies six acres with about twelve towers rising with a tangled multicolored sculptural decoration. The inside is majestic; we witness the pooja which is performed every night and it consists on the lying down of Meenakshi and her husband, the ritual is enlivened with music that sounds like jazz.

Next day, 31st, at 6 in the morning we go back to the temple to share the moment with the pilgrims and watch the light change.

In the lobby, called the Thousand Columns, we visit the museum which houses an interesting collection of Hindu deities.

On the way to Trichi it rains a lot and it is the first time that we live in India with rain. It feels different; it is another way to see Indian people, in the rain: they walk leisurely, unhurried, they are not worried about covering themselves, they walk barefoot, in flip flops or sandals no matter if they get wet, nor the mud...

It’s impossible to go up Castle Rock because of the rain and we see it from an alley looking upward. The fortress was carved on the rock. There is a temple on top of it.

 We celebrate the pooja by the river. It is dedicated to those who are gone and to us, who are still here. The ceremony and ritual is performed in pairs with the holy man, the coconut and rice offerings, the red symbol on our forehead and the string bracelets.

In order to live the celebrations with the rest of the people, we go into huge store full of clothing and different fabrics. There are many people and posters with: "Happy Diwali".

Above the river Kaveri, we can see the  temples of Ranganatha , dedicated to the god Vishnu, and Thiruvanaikaval, dedicated to Shiva.

 We visit the temple dedicated to Vishnu. Our guide, Krishna, explains that we do not choose to be born and die, but we can choose how to live our life.

The god Vishnu in his left hand carries a wheel, the symbol of life and in his right hand a shell which makes the sound "OM" when you blow into it.. Vishnu's vehicle is the eagle, a god in human form, with wings and hooves.

We are invited to have dinner at the home of a humble Hindu family, the parents, the son and the daughter are there with us.

We sit on the floor, with grape leaves as plates, full of delicious sweet banana, chicken, meat sauce and rice. Everything is delicious and served by the whole family with affection and enthusiasm
 After dinner, we share warm moments: henna, drawings on the floor with ground rice and water to prevent the ants, the family ceremony and the privilege of admiring the home shrine.

We all feel honored to share such an intimate experience with a humble but great family.
On November 1st we leave early, from Trichy to Tanjore. We visit the temple of Sri Brihadeshwara, a monument built in the honor of Shiva, with a huge idol at the entrance door: the sacred bull. We cannot enter, It is flooded.
The temple of Vishnu, made of stone where we access a small cavity that the priest lights so that we can see the great statue of Vishnu with five goat heads. 
 We keep going and while some of us eat, others buy Indian wine and beer in a dark pub that looks like those from a spy story. In the bus we live another big moment with wine and ham. Great.

We finally reach Pondicherry, the “new city”. The area is part of the French colonial empire. It is divided into three parts: the Hindu, the Muslim and the French colonial area.
Our first walk is along the Indian city that shows chaotic, noisy and messy.

On the next day we discover the French side, which shows the other side of the city: quiet, clean, tidy, with beautiful houses, no cars, and with the warmth that the nearby sea brings along.

 We visit the house of Sri Aurobindo and the Mother. He was a defender of the independence of India and a political activist, he was in prison where he immersed himself in meditation and yoga. He broke with his earlier life and devoted himself to writing, discovering new ways of approaching divinity and increasing the knowledge about the Earth and the universe.

The Mother worked with Sri Aurobindo in favour of a New Age on earth. She started the Auroville project as a model for human and social evolution under divine guidance.
The house radiates peace and serenity for every traveler who comes to share prayers and feelings near their tombs.

We visit Auroville, founded in 1968, following the Mother’s visions, and defined as a universal city in progress. It aims to achieve human unity, respecting diversity, promoting research for sustainable living and working to meet the cultural, social, environmental and spiritual needs of mankind.

 Auroville belongs to nobody, but to live there one has to be a volunteer servant of the Divine Consciousness.

We walk through the gardens and we are impressed by the giant banyan tree that spreads along the ground with roots that grow downward and when they reach the ground, put down and produce woody trunks.

In the center of Auroville lies the Matrimandir, the "temple of the Mother", which is the core building. It is a huge meditation hall with white marble walls.

We sit on the ground and it is extraordinary to watch this great sphere illuminated by sunlight through a system of mirrors in the ceiling. On the outside the Matrimandir is a large golden dome.

 In the evening we enjoy a bike ride through the streets of Pondicherry which, until we reach the French colonial area, gives us a new adrenaline rush, due to the insane traffic that is characteristic of India.

On November 3rd  we leave Pondicherry to Mahabalipuram, a small coastal town from which we can  see the Bay of Bengal and enjoy the historical monuments that were declared World Heritage Site by UNESCO.

Early in the morning we walk along the long, deserted beach, we walk down the temples and the landscape surrounded by large rounded rocks. The Rathas are temples of huge dimensions and carved from a single block of stone. The mandapas, which are caves carved into rock, a huge mural relief known as Arjuna's Penance, the great butter stone and the original temple located near the sea.

 We also have time to enjoy shopping, beers, and a walk in the local market.
It is November 5th and we fly from Chennai to Mumbai. The city makes our senses tumble. It is the most populous city in India and the second most populous in the world, with almost 14 million inhabitants. The result is a concentration of large urban poverty together with immensely wealthy people.

 We visit the Gate of India, we marvel at the laundry in Gat Dobhi, and especially at the stunning architecture which the British left in Mumbai as the Chhatrapati station, the university, the Supreme Court, ... there are also markets, streets, walks, temples, ...... it is definitely a city where we should come back and enjoy.

It's November 6th and we must return home.
By Belén Fernández Hita





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